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Escasez de dólares incrementa el precio de los medicamentos y afecta la industria farmacéutica

SOCIEDAD
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La industria farmacéutica nacional opera al límite. Importar medicamentos se ha convertido en una tarea cada vez más costosa y complicada para los laboratorios bolivianos. A raíz de la escasez de dólares, los sobrecostos bancarios y las trabas administrativas, el acceso a insumos médicos esenciales puede costar hasta un 130% más que el tipo de cambio oficial. La consecuencia directa: una cadena de aumentos en los precios finales de los medicamentos y una amenaza creciente de desabastecimiento.

Así lo advirtieron este martes el presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica Boliviana (Cifabol), Javier Lupo, y el gerente general de la entidad, Josip Lino, durante la presentación de un plan de emergencia para el sector.
 
“El acceso a dólares no solo es escaso, sino que llega con sobrecostos inaceptables. Nos obligan a hacer operaciones con euros, pagar comisiones bancarias del 10% o más, y todo eso termina afectando el precio final de los medicamentos”, explicó Lino.

Dólares caros, salud más cara

Según Cifabol, mientras el sector necesita al menos $us 45 millones cada trimestre para cubrir la importación de materias primas y servicios logísticos, en los últimos tres meses apenas se les ofrecieron $us 500.000, repartidos entre todas las empresas y sin ningún tipo de incentivo cambiario. Es decir, sin acceso al tipo de cambio oficial de Bs 6,96.

Este encarecimiento tiene efectos directos en la cadena de producción. El 95% de las materias primas que utiliza la industria farmacéutica boliviana proviene del exterior. A eso se suman los costos de transporte, seguros y servicios asociados a la logística internacional. Todo se paga en moneda extranjera.
 
“El resultado es que algunos medicamentos han subido entre un 50% y 70% en el mercado privado. En el mercado institucional, donde los precios están regulados, no ha habido actualización, y eso golpea la sostenibilidad de muchas empresas”, dijo Lupo.
 
El resultado es evidente: pagos atrasados a proveedores, sobrecostos logísticos y un desabastecimiento progresivo de medicamentos, especialmente en tratamientos oncológicos, hormonales y para enfermedades crónicas, cuya fabricación depende casi exclusivamente de importaciones.

Plan de emergencia

Frente a esta situación, el sector presentó un plan de acción que ha sido enviado ya a todos los candidatos presidenciales. La propuesta apunta a establecer una nueva política industrial farmacéutica basada en tres pilares: institucionalidad, certidumbre jurídica y acceso preferente a divisas.

Entre los puntos más destacados se incluye la creación de un fondo estratégico para garantizar la producción nacional de medicamentos en situaciones de crisis, como pandemias, endemias o escasez de divisas.

“Estamos proponiendo soluciones. No pedimos subsidios, pedimos reglas claras y acceso razonable a divisas. Hemos invertido $us 500 millones en la última década. Podemos sustituir importaciones si se nos da el espacio para producir”, insistió Lupo.
 
La crisis se ve agravada por la presencia de medicamentos de contrabando, que representan cerca del 20% del mercado y generan una competencia desleal para la industria nacional. 
 
Productos que ingresan sin control sanitario, muchas veces por pasos fronterizos como Desaguadero, terminan en el mercado informal a precios más bajos, pero sin garantías para la salud de los consumidores.

“El contrabando es un delito de lesa humanidad. No solo afecta a la industria, pone en riesgo la salud de los bolivianos”, advirtió Lino.

¿Bajaran los precios?

Consultado sobre la reciente baja en el tipo de cambio paralelo (de Bs 14 a Bs 12), el gerente de Cifabol fue enfático: “No podemos ajustar precios por fluctuaciones de corto plazo”. 

Los laboratorios planifican sus compras y pagos en ciclos trimestrales o más largos. Además, los sobrecostos actuales son consecuencia de decisiones tomadas hace meses, bajo condiciones cambiarias mucho más adversas. “Si no hay una estabilización real y sostenida, no podemos hablar de rebajas”, afirmó Lino.

Los fármacos más afectados por la crisis de divisas son aquellos que no se producen en el país, como los medicamentos oncológicos, hormonales y para enfermedades raras como la hemofilia.

“Ahí se ve la urgencia de desarrollar producción nacional. Si tuviéramos plantas locales para fabricar esos medicamentos, no estaríamos a merced del dólar ni del comercio exterior. La soberanía sanitaria pasa por fortalecer nuestra industria”, remarcó Lupo.

En la actualidad, en el país operan 23 laboratorios nacionales que generan 18.000 empleos, de los cuales 7.000 son directos, en su mayoría técnicos y científicos.

El mercado farmacéutico nacional mueve unos $us 745 millones anuales. De esa cifra, la industria local abastece el 44% de la demanda del sistema público y entre el 35 y el 40% del mercado privado. Sin embargo, las condiciones actuales amenazan con destruir esas capacidades.

“Pese a todos los obstáculos, la industria ha mantenido el abastecimiento nacional con esfuerzo. Pero sin respaldo estructural, nos dirigimos hacia una pérdida de capacidades productivas, desempleo técnico y mayor dependencia externa”, dijo Lupo.
  
Una de las demandas inmediatas es la actualización de los precios de referencia en las compras públicas, lo que los ejecutivos de Cifabol llaman “nivelación de precios”, ante la escasez de dólares.

¿Qué dijo el Estado?

Pese a las advertencias de la industria, el Gobierno no comparte del todo la gravedad del diagnóstico. En mayo, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, puso en duda la supuesta falta de dólares para el sector farmacéutico. Declaró que los laboratorios nacionales “tienen remanentes” de divisas para importar, y sugirió que parte de la narrativa del sector podría estar influida por presiones corporativas o intereses de posicionamiento.

“No es que no se esté entregando dólares. Ellos han recibido y tienen remanentes. Deben hacer un uso más eficiente y transparente de las divisas”, declaró Montenegro, en un tono crítico.

Estas declaraciones generaron malestar entre representantes del sector, que aseguran no haber tenido acceso regular al mercado oficial de divisas durante los últimos meses. 

“No hay estabilidad, ni una asignación fluida de dólares. Muchos hemos tenido que acudir al mercado paralelo para no frenar la producción”, respondió en su momento un directivo del sector que prefirió no ser citado.

La tensión económica se agrava con el comportamiento del dólar paralelo, que en las últimas horas ha vuelto a tomar fuerza. De acuerdo con datos del portal dolarboliviahoy.com, al cierre del martes 29 de julio de 2025 el precio de venta del billete verde llegó a Bs 13,97, mientras que el de compra se ubicó en Bs 13,56.

El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, advirtió que esta volatilidad responde más a factores políticos que a fundamentos macroeconómicos.

“El dólar está tomando impulso para subir. Ayer llegó hasta Bs 14,69, y ahora ronda los Bs 14. ¿Habrá influido la renuncia de Eva Copa a la candidatura presidencial? Lo cierto es que en nuestra economía la volatilidad está más determinada por factores sociales que económicos: incertidumbre, temores y desconfianza sobre el futuro del país”, afirmó.

Este entorno genera mayores dificultades a la industria farmacéutica, que debe proyectar sus pagos con meses de anticipación.

 

 

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