El investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) e ingeniero ambiental, Gonzalo Mondaca, indicó que la promulgación de la Ley 071 de Derechos de la Madre Tierra y la Ley 300 de Desarrollo Integral para Vivir Bien ha sido uno de los avances más importantes en la legislación ambiental en Bolivia. Estas leyes establecieron un marco legal que reconoce a la naturaleza como un sujeto de derechos, otorgándole protección y respeto; sin embargo, a pesar de su trascendencia, su implementación ha quedado estancada.
“La falta de desarrollo reglamentario ha paralizado el impacto de ambas leyes, a pesar de contar con financiamiento internacional a través de la Cooperación Suiza”. El programa nacional BioCultura, que trabajó durante seis años en diferentes partes del país, no se ha logrado llevar a la práctica los derechos de la naturaleza que estas leyes prometían defender.
BioCultura fue un esfuerzo significativo que intentó introducir un enfoque alternativo al desarrollo, conocido como el “Vivir Bien”, en el que se prioriza la armonía con la naturaleza sobre el crecimiento económico desmedido. No obstante, las iniciativas desarrolladas por ONGs en el marco de este programa no lograron avanzar hacia una política pública sólida que garantizara la protección integral de los ecosistemas.
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Leyes ambientales en Bolivia: Progresos estancados y retos ante el cambio climático
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